La bandera de la estrella solitaria, como también se le conoce a la singular y representativa bandera de cuba, constituye uno de los símbolos oficiales de mayor importancia para esta nación caribeña.
Con una perfecta y armoniosa combinación de colores, esta insignia nacional se caracteriza por su sencillez, su belleza y la inmensa carga simbólica que personifica.
Para los cubanos, la bandera nacional es un símbolo honorífico a través del cual se representa lealtad, tradición, identidad, inspiración e historia.
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Según asegura la historia, durante las luchas independentistas, el general Narciso López divisó en el cielo mientras despertaba una nube azul y blanca que se coloreaba con una mancha rojiza que producía el sol poniente. Al centro brillaba una estrella oscilante.
Se afirma que este conjunto de elementos dio origen a una oportuna y pertinente idea: el diseño de la bandera que representaría a la nación.
Más tarde, Narciso compartió su idea con el poeta y dibujante cubano Miguel Teurbe, y posteriormente al diseño la bandera fue llevada a cabo.
En el año 1850, Narciso López enarboló este blasón en su buque y comenzó su viaje hacia la liberación de la isla.
Se asegura que el pueblo de Cárdenas, en la actual ciudad de Matanzas, fue el primero en divisar y admirar la bandera de la estrella solitaria.
Sin embargo, la primera bandera cubana que se reconoce históricamente fue creada por Joaquín Infante Infante durante la primera década del siglo XIX. El diseño estuvo formado por los colores verde, morado y blanco.
Posterior a esta se emplearon otros diseños entre los que se destacó el de la conspiración de los soles de Bolívar.
Este diseño era de color azul y al cetro se situaba un sol plateado que se bordeaba de un círculo carmesí.
Algunos años más tarde, el 10 de octubre de 1968 con el inicio de las luchas por la independencia, Carlos Manuel de Céspedes se dio a la tarea de crear un estandarte que los representara.
Se asegura que la idea original de Céspedes era emplear el ya conocido diseño de Narciso López, sin embargo, solo recordaba los colores.
De ahí que se inspirara en la bandera chilena y modificara la disposición de los colores según lo dispuesto por Narciso López. Así surgió la bandera conocida como “La Demajagua”
Lo cierto es que pasado un año del comienzo de la guerra de independencia, específicamente en la primera Asamblea Constituyente de la República de Cuba, conocida actualmente como “Asamblea de Guáimaro”, se dirigió un debate para asumir una de las dos banderas: la bandera de la Demajagua, propuesta por Carlos Manuel de Céspedes; o la bandera de la estrella solitaria propuesta por Narciso López.
Finalmente la propuesta favorecida resultó ser la de Narciso López, sin embargo, la bandera de la Demajagua no se hizo a un lado, fue conservada como un elemento importante del tesoro nacional.
Finalmente el 20 de mayo de 1902, la nueva insignia fue enarbolada por el generalísimo Máximo Gómez sobre el asta ubicada en castillo de los Tres Reyes del Morro.
La bandera cubana se caracteriza por presentar un diseño muy sencillo pero que conserva la belleza y una concordia perfecta entre los elementos que lo integran.
Se trata de un diseño con forma rectangular bajo la proporción 1 x2. En su interior se ubican cinco franjas horizontales de igual tamaño que alternan los colores blanco y azul turquí.
Resultando finalmente tres franjas azules que se ubican en los extremos superior, inferior y al centro; y dos franjas blancas que se sitúan encima y debajo de la franja central.
Sobrepuesto del lado izquierdo (de frente a la bandera) se despliega un triángulo equilátero de color rojo cuya base coincide con el extremo izquierdo de la insignia.
Al centro del triángulo se encuentra ubicada una estrella blanca de cinco puntas situada de modo que uno de sus vértices, se orienta hacia arriba.
La estrella se inscribe dentro de un círculo imaginario cuyo diámetro es igual a un tercio de la altura de la bandera.
Todos los colores y elementos que integran la bandera de la estrella solitaria encierran un gran significado.
El triángulo rojo con sus tres vértices hace alusión a los tres ideales provenientes de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Las tres franjas azules simbolizan a los tres departamentos en los que se dividía la nación cubana en esa época: Centro, Oriente y Occidente.
La estrella, constituye la personificación de una Cuba libre, soberana e independiente. Con sus cinco puntas se refleja la perfección de esta nación dada en: Fuerza, Belleza, Sabiduría, Virtud y Caridad.
Las cinco franjas en su totalidad hacen muestra del espíritu reparador que hace imperecedera la naturaleza de la isla.
Los colores empleados en el diseño de la bandera cubana no quedan exentos de simbolismo y significado.
El color rojo que compone el triángulo es una muestra de la sangre derramada por los hombres y mujeres que dieron su vida en las luchas por la independencia de la isla.
El color blanco es una representación simbólica de la paz, la libertad y la justicia. A través de este color se manifiesta la pureza que caracterizó a los ideales de independencia.
La bandera en su totalidad está integrada por 7 elementos (las 5 franjas, 1 triángulo y 1 estrella), este número constituye un símbolo de divinidad para los judíos y los griegos.
Las leyes de uso y protocolo que regulan el empleo de la bandera cubana se encuentran en la Nueva Constitución de la República de Cuba aprobada en el año 2019. En la misma se establece que:
En más de una ocasión, la bandera cubana ha servido de inspiración a poetas, escritores y pintores cubanos.
Mucho se ha escrito y se ha hecho como forma de rendir tributo y homenaje a tan admirado y merecido símbolo.
A continuación se muestra uno de los poemas más afamados, escrito a la bandera de la estrella solitaria:
Poema: Mi Bandera
Autor: Bonifacio Byrne
Al volver de distantes riberas
Con el alma enlutada, y sombría,
Afanoso busque mi bandera
¡Y otra he visto además de la mía!
¿Dónde está mi bandera cubana
La bandera más bella que existe?
¡Desde el buque la vi esta mañana
Y no he visto una cosa más triste!
Con la fe de las almas austeras
Hoy sostengo con honda energía
Que no deben flotar dos banderas
Donde basta con una: ¡la mía!
En los campos que hoy son un osario
Vio a los bravos batiéndose juntos
Ella ha sido el honroso sudario
De los pobres guerreros difuntos
Orgullosa lucio en la pelea,
Con pueril y romántico alarde:
¡al cubano que en ella no crea
Se le debe azotar por cobarde!
En el fondo de oscuras prisiones
No escucho ni la queja más leve,
Y sus huellas en otras regiones
Son letreros de luz en la nieve…
¿No la veis? Mi bandera es aquella
Que no ha sido jamás mercenaria
Y en la cual resplandece una estrella
Con más luz, cuanto más solitaria
Del destierro en el alma la traje
Entre tantos recuerdos dispersos
Y he sabido rendirle homenaje
Al hacerla flotar en mis versos.
Aunque lánguida y triste tremola
Mi ambición es que el sol con su lumbre
La ilumine a ella sola – a ella sola –
En el llano, en el mar, en la cumbre.
Si deshecha en menudos pedazos
Llega a ser mi bandera algún día…
Nuestros muertos alzando los brazos,
¡La sabrán defender todavía!
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